La invisibilización, otra forma sutil de violencia machista.


Todos conocemos el “baño María” pero casi nadie sabe que se debe a María o Miriam, una famosa alquimista alejandrina que, en torno al año 100 descubrió un método para calentar a temperatura constante sobre agua hirviendo o, el conocido pigmento “negro María”. Siguiendo a la doctora en Psicología Social Ana Guil Bozal en su publicación de 2016*, las mujeres han estado presentes en la construcción científica del conocimiento desde los orígenes mismos de la Ciencia, aunque la Historia –escrita secularmente por varones y sobre varones– las haya mantenido invisibilizadas y al margen de los libros oficiales. En paralelo, la visión que la mayoría de los grandes maestros han dado sobre las mujeres ha sido ciertamente misoginia , atribuyéndolas cualidades no solo diferentes, sino también negativas, descalificadoras y ridículas. Aunque evidentemente, como muy bien argumentó ya en 1405 la escritora y humanista Chrisitne de Pisan en su obra “La ciudad de las damas”: “si las mujeres hubieran escrito los libros, estoy segura de que los hubieran hecho de otra forma, porque ellas saben que se las acusa en falso”. Ya desde el antiguo Egipto tenemos constancia de mujeres pioneras de todas las áreas del saber, ignoradas por la ciencia y la historia, incluso Aristóteles, cuya esposa Pythias era una importante bióloga y embrióloga, escribió afirmaciones tales como que el varón es por naturaleza superior y la mujer inferior, uno domina y el otro es dominado, siendo esto naturalmente así porque la hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades.

El conocido Al Mutamid, que ha pasado a la historia como el Califa o Rey poeta de la Taifa de Sevilla entre 1069 y 1090, estuvo casado con Romaiquía, nombre españolizado de al-Rumaikiyya, de tan humilde condición que servía de conductora de bestias- Ella se cruzó un día en el camino de Al Mutamid quien prendado por su hermosura y posteriormente por su talento, la rescató y la hizo su esposa. De esa pasión surgieron inspirados versos que se escribieron mutuamente y que la convirtieron en una gran poetisa andalusí. Sin embargo de Romaiquía solo se ha conservado una poesía y muy pocos conocen esta romántica historia de nuestra cultura andaluza y menos aún a la protagonista.

Son solo ejemplos de la violencia hacia las mujeres y de la misoginia de las diferentes culturas y sociedades a lo largo de la historia. De ahí a que el hombre se sienta en el derecho de ejercer violencia física contra la mujer solo va un paso, por lo que resulta tan difícil eliminarlo eliminarlo de la socialización machista.

Es necesario mucho más que educación, es necesario que el hombre sea capaz de asumir el papel de la mujer como igual en absolutamente casi todos los aspectos, pues la mujer tiene además la facultad de gestar y dar a luz vidas humanas.

Es un deber de toda la sociedad acabar con esta lacra de siglos y aunque sea necesario el empoderamiento de la mujer, es imprescindible que el hombre sea punta de lanza en esta batalla contra la sinrazón.

Luis J. Pasamar

*Género y construcción científica del conocimiento, Revista Historia de la educación latinoamericana Vol. 18 No. 27, julio - diciembre 2016 pp. 263 – 288.

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